Estudio de formación de ritmos y sus instrumentos con los encomiastas egipcios
Número 50
Dr. Mohamed Imran, Egipto
A partir del seguimiento de la interpretación viva del canto de los encomiastas, se vio claramente que la mayoría de ellos no pueden representar el ritmo con el concepto precedente a menos que dispongan de dos instrumentos principales como son: “el adufe” (con sus diversos tamaños) y “el palmeo”. En cuanto a los motivos artísticos y culturales, que juntaron a los encomiastas con estos dos instrumentos, manteniéndoles fieles a ellos, sin pensar en otros instrumentos de ritmo, se pueden aclarar gradualmente de la siguiente forma:
Adufe/tamboril:
El adufe o tamboril, adquiere la importancia para los encomiastas por ser el único instrumento de ritmo que utilizan en sus cantos de historias, y rara es la vez que optaron por otro instrumento. Parece que el vinculo del adufe y el canto de los encomiastas, no se fundó básicamente sobre el principio de elegir el instrumento musical adecuado para el acompañamiento de un tipo de canto determinado, sobre todo, este principio es aplicable a los instrumentos del canturreo, más que a los instrumentos del ritmo. Por eso se puede relacionar este vínculo con los mismos motivos que juntaron el adufe con numerosas actividades musicales que requieren toques y golpes rítmicos de un tono claro. La utilización de adufe para revelar el tipo de ritmo y su formación, tiene que haber pasado por etapas artísticas que participaron en cristalizar los métodos de interpretación y sus estilos de forma que distingue cada método dándole su peculiaridad. Tampoco tenemos una explicación para la distinción atribuida al vínculo del adufe con los encomiastas gitanos a menos que este vinculo haya ido desde etapas muy antiguas en el sentido requerido por las tradiciones de las actividades musicales, cada cual de acuerdo con su distinción especifica, según la variedad de los grupos actuantes y sus dependencias artísticas. Lo conocido es que la formación de ritmos que acompañan el canto se refieren al ajuste del ritmo y a la regulación de golpes, pero la utilización del adufe por parte de los músicos gitanos en sus cantos contemporáneos, comprende funciones artísticas que pasan –en muchas situaciones- de aquella norma principal, sobre todo, la utilización del adufe por parte de los gitanos egipcios, se vinculo –la mayoría de las veces- al canto de largas historias. No se sabe con exactitud cómo se vinculo la utilización de adufe a este tipo de canto, sobre todo, que este vínculo parece no se fundó en su origen sobre el principio que dice: cada canto tiene sus instrumentos. Por eso, es posible (como aclaramos anteriormente) la atribución de este vinculo a los factores que juntaron el adufe con otras actividades musicales que requieren formación de ritmos para ajustar las medidas rítmicas.
De ahí podemos decir que lo más interesante que distingue las características del ritmo de los encomiastas que tocan rabel, es que el ritmo para ellos no empieza obligatoriamente mostrando el tipo de tono fuerte o ligero y no utiliza en el comienzo de la interpretación y (en otras partes dentro de la interpretación) el principio de conservar una pausa que separa los dos tonos (el fuerte y el ligero). El encomiasta no le da gran importancia a este aspecto. La distinción de la forma del ritmo y la determinación del tipo de su medida y su velocidad, normalmente, no ocurre hasta que pase un tiempo bastante, desde el comienzo de la interpretación para poder percibir el ritmo y la regulación de la afluencia del tono, para poder determinar la forma de la relación temporal, que separa un tono de otro y comprender la naturaleza del papel que desempeña el tono fuerte en la formación de este ritmo, y de ahí se puede determinar el tipo de medida y calcular su velocidad.