Editorial del número XLVI El legado del golfo y de la península arábiga Evocar los indicios y las señales
Número 46
En 1981 todos los medios de información del golfo árabe audiovisuales y leídos, daban la noticia del primer acontecimiento cultural en su categoría, unir los esfuerzos de los siete países para recoger, anotar, clasificar y conservar el folclor y fundar un centro científico especializado, para encargarse de esta misión.
En el comienzo de aquel impulso informativo que difundió la idea, el pensador kuwaití profesor doctor Mohamed Ganem Arramehi, me hizo una entrevista, que la televisión kuwaití transmitió varias veces, era interesante por las estudiadas y profundas preguntas que contenía, para examinar a fondo la idea de fundar un centro y sus dimensiones culturales, sociales y políticas, y las probabilidades de su éxito y su continuación para lograr los objetivos. Con todo el entusiasmo, el amor y el optimismo, como dueño de la idea, encargado por parte del congreso de ministros de información de los países del golfo árabe, del seguimiento de su realización, contesté a las preguntas de mi interlocutor doctor Mohamed con toda sinceridad y transparencia posibles en aquel tiempo, pero con mi naturaleza, sentí, que detrás de aquellas preguntas inteligentes que planteo el doctor Arramehi, sus dudas internas sobre la posibilidad de que la idea de este centro, tenga éxito a largo tiempo.
En aquel momento, estaba preparándome para un encuentro con su alteza Cheij Sabah Alahmad Alyaber Assabah, príncipe del estado de Kuwait actualmente, que Dios lo guarde, ministro de exteriores, responsable del ministerio de información kuwaití en aquel tiempo, acudí al encuentro de su alteza para que firmara el convenio de la fundación del centro, después de haberla firmado su alteza cheij Ahmad ben Hamad ministro de información y cultura de Emiratos Árabes Unidos. Mi encuentro con su alteza Cheij Sabah Alahmad Assabah, era intimo y compasivo, y la petición de explicaciones, antes de firmar el convenio, sobre mi persona y sobre la idea del centro y el lugar de su realización, eran directas, sinceras y penetrantes, no percibí las dimensiones de sus significados hasta últimamente.
Después de firmar los ministros de información el convenio del centro, me puse en contacto con la organización de naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura (UNESCO), pidiendo ayuda para facilitar mi comunicación con los centros del patrimonio popular semejantes en el mundo, para utilizar sus experiencias. Con una recomendación del difunto novelista amigo Taieb Salah, que ejercía el cargo de delegado de la UNESCO residente en el golfo, me ofreció su atención un generoso hombre argelino, el profesor Bakaddur wald Ali, asesor del director general de la UNESCO, quien me preparo un valioso encuentro con el doctor Ahmed Mojtar Ambu, director general de la UNESCO en aquel tiempo, quien me recibió por unos minutos, durante los cuales, me planteo otras pregunta precisas, y me dijo al final del encuentro, que la idea es excelente, tiene los mismos objetivos de la UNESCO, pero es prematura a nivel de realización, en aquel momento aquella frase me enfadó por la frustración que contenía, y no comprendí su significado hasta años después.
Cito estos acontecimientos como preparación para decir que el activo movimiento informativo del golfo, cogió la idea y la transmitió con júbilo fuera de las fronteras, traspasó los países árabes llegando a Europa, América y a todos los países del mundo, lo que hizo que me invitaran, entonces, a participar en las reuniones para fundar la organización internacional para el arte popular IOV, que se celebraban en Viena en la república de Austria. Al mismo tiempo, su excelencia el amigo doctor Isa Ganem Elcuari, presidente de la dirección del centro, recibió una importante carta del instituto Smithsonian, una institución investigadora e instructiva junto con un conjunto de museos financiados y dirigidos por el gobierno de los Estados Unidos, felicitando en esa carta a los países del golfo por la fundación del centro y pidiendo la aprobación para enviar veintiún científicos especializados en los campos de trabajo del centro, para participar en recoger, anotar, clasificar y documentar las materias del patrimonio popular de la región geográfica del golfo y de la península arábiga, encargándose de todos sus gastos, el doctor Elcuari, me envío esa carta para dar mi opinión.
Recuerdo que me quede perplejo y sorprendido por esta petición, y no dormí durante dos noches pensando: ¿Qué significa esta petición? ¿Por qué este grupo de científicos americanos? ¿Por qué el patrimonio de la región del golfo y de la península arábiga? ¿En beneficio de quien? ¿Es esta una ayuda cultural verdadera para conservar este patrimonio como parte del patrimonio humano internacional?, o hay algo más que yo no puedo percibir, intercambie opiniones con los que me rodean y después volví a mi amigo el doctor Elcuari con una carta oficial, que viene a decir que los hijos de la región del golfo, son merecedores del honor de este glorioso trabajo y con mas derecho que otros, y se presentaron disculpas al instituto Smithsonian.
Hoy y después de diez años del cierre del centro del patrimonio popular de los países árabes del golfo, y después de haberse perdido lo que se perdió de nuestro patrimonio popular, me pregunto: ¿estuve acertado en la decisión que tomé respecto a la campaña cultural americana??
Ali Abdellah Jalifa
Redactor jefe